Nota global : 5/10
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Con la premisa de que el mundo es manipulado por una élite de economistas chiflados, se empieza a maquinar un enrevesado plan que consiste en provocar una tercera guerra mundial, para que, con ella, los economistas chiflados continúen teniendo el control del mundo. Claro que no contaban con la desbordante participación de un policía bastante avispado y un ex detective privado, que llegaron para salvar el día, evitando la tercera guerra mundial y revelando que, quizás, los economistas chiflados no hayan sido, después de todo, los verdaderos dueños del mundo.
Apreciación general
En una frase : Trama muy trillada, giros predecibles, personajes poco o nada profundos, diálogos forzados.
Qué he apreciado especialmente : No sabría especificar algo con objetividad. Supongo que la trama es cuando menos interesante.
Otros comentarios
Estilo literario : La narrativa es un poco ambigua. Emplea, por ejemplo, adjetivos de forma extraña. Por citar un caso, ya en el primer capítulo usa la expresión "duerme con voracidad". Tal vez el autor lo que quiera transmitir es que el personaje duerme a "pata tirante" o cualquier otra expresión similar. Lo cierto es que el personaje sólo "duerme" y con eso habría bastado. Ejemplos como este llenan todo el primer capítulo, cosa que distrae e impide que termine de enganchar. Uno devora aquello que puede ser consumido. En el contexto dormir es descansar. No veo cómo devorar el descanso. Y en todo caso, devorar es acabar con algo, y acabar con el descanso sería contrario a descansar, cosa que se busca con la acción de dormir. Si tengo que detenerme a pensar en lo enrevesado de la expresión, ya no me hace una lectura amena. Por otra parte, se esmera mucho en describir a los personajes. El primer capítulo lo podemos resumir como "Dormía y le despertaron para que asistiera al trabajo en día de descanso. La esposa se enojó por eso". El resto son descripciones cargadas de frases ambiguas. Preferiría descubrir a los personajes a través de sus acciones y no por descripciones grandilocuentes por parte del narrador. Lamentablemente esta tendencia persiste durante toda la obra. El tiempo es confuso. El primer capítulo pretende narrarse en presente. Pero para el segundo cambiamos de personaje y cambiamos de tiempo. Cierto que los hechos narrados en este capítulo dos son anteriores a los narrados en el capítulo uno. Pero en todo caso, si la referencia temporal habla de un evento del que aún no sabemos nada, ¿no sería más sensato narrarlo todo en pasado en lugar de dar ese extraño brinco? El narrador es algo pesado. El capítulo cuatro, por ejemplo, podemos resumirlo como "Un grupo de viejos excéntricos están es su reunión. Han citado a varias figuras supuestamente importantes, a quienes menosprecian y a quienes darán cero información. Invitan a charlar a tres intelectuales". La plática desde luego que no se efectúa. En su lugar podemos desfilar por la sala al puro estilo del profesor Xavier de los x-men, leyendo la mente de cada uno de los presentes, con monólogos poco objetivos que terminan por enturbiar la verdadera acción del momento. Ahora, o el inspector tiene demasiada suerte, o el autor le está dando una manita. Ya en el capítulo siete da con el hotel donde se llevó a cabo la reunión de los excéntricos con una facilidad enorme, y de una forma un poco absurda. Tal vez es que ya se había roto mi supresión de la incredulidad, pero el suceso ocurrió de forma tan deliberada que me causó un poco de vértigo. Es difícil saber a quién se supone debemos seguir. En el primer capítulo nos dicen que el protagonista es Cuevas. Pero eso no se respeta en lo más mínimo. En el capítulo nueve, por ejemplo, empezamos siguiendo a Cuevas y todo normal. Pero oh sorpresa, de pronto saltamos al director del hotel, que está nervioso porque el súper policía ya sabe lo de la reunión. Y luego, como si no hubiese bastado con el brinco anterior, saltamos a la mente del dueño del hotel, que igual está nervioso por la intrépida asertividad de nuestro héroe. Y a todo esto, ¿qué tiene que ver una reunión privada de acaudalados con las tres chicas muertas? Nuestro súper policía tira del hilo completamente seguro de que la fiesta privada tiene todo que ver. Tal vez el autor se lo sopló al oído en un momento en el que me había descuidado. En cuyo caso, sería trampa. Y vaya si lo reafirma. En el capítulo dieciséis Marta nos revela como sospecha que su amiga lesbiana era una intérprete. Seguro otro dato que nuestro autor le sopló al oído. —Deus ex machina —comentó nuestro personaje en el capítulo final. Un comentario de mal gusto, como para terminar de burlarse del lector.
Mi impresión sobre el título del libro : Poco atractivo.
Qué opino de los personajes : Muy lineales. Además se leían el pensamiento los unos a los otros todo el tiempo. Hubiese preferido conocerlos por sus acciones y no por esos monólogos poco objetivos por parte del narrador.
Qué opino del tema general del libro : La trama es trillada. Cierto que el asunto del control del mundo por parte de una élite es algo que está en boca de la mayoría de adolescentes y adultos jóvenes fanáticos de las conspiraciones, pero eso no basta para tener una historia asombrosa. Es como querer hacer una novela sobre el juego de la ballena azul, y esperar que sea un bum sólo por tratarse de un asunto morboso. Es además un tema ya recurrente y trillado en varias cintas norteamericanas. Pero por lo menos en películas como “Control Total”, nos enterábamos que todo lo controlaba la máquina hasta mediados de la película, no en las primeras escenas. Venga, el asunto ya se ha manoseado hasta en la saga de “Rápido y Furioso”.
¿Este libro sería una buena película? : No lo creo. Ya se han hecho un buen número de ellas tratando este mismo tema o similares. Y no conforme con eso, hasta algunas que fueron consideradas malas, tenían una trama mejor estructurada.